Cuéntame lo que nunca ha pasado, y lo recordaré
Es más fácil implantar recuerdos falsos cuando estos evocan emociones negativas o sensaciones
También se ha apreciado que cuando a las historias se les añaden detalles relacionados con los sentidos, como el tacto, el gusto, el olor y el oído, es más probable que consideremos ese hecho como real, lo cual se debe a que muchos de nuestros recuerdos están profundamente vinculados con este tipo de sensaciones.
De hecho, en uno de los experimentos más famosos sobre los recuerdos falsos, las personas, después de tan solo unos minutos de conversación, recordaban con felicidad aquel momento de su infancia en el que habían abrazado en su visita a Disney World a Bugs Bunny. Algunos describían la sensación de la piel del personaje y cómo se sintieron al acariciar sus enormes orejas. Más de una tercera parte de las personas que participaron en la investigación recordaron ese momento, aunque era imposible que hubiera ocurrido ya que el famoso conejo no es un personaje de Disney.
Los recuerdos falsos pueden ayudarnos a solucionar ciertos problemas o conflictos
Nuestra memoria es falible y propensa a las distorsiones. Eso también indica que es manipulable y muy susceptible a lo que nos digan los demás. A primera vista, esa falta de fiabilidad de la memoria puede parecer algo negativo pero psicólogos de la City University afirman que no es así, o que al menos tiene su lado positivo que podemos usar a nuestro favor.
A continuación debían resolver una serie de rompecabezas compuestos por diferentes palabras, pero la solución se encontraba en las palabras que habían memorizado anteriormente. Lo curioso fue que aquellas personas que recordaron más palabras falsas también resolvían más rompecabezas y con mayor rapidez. Este efecto era aún más pronunciado cuando las palabras tenían un impacto emocional negativo.
Los psicólogos afirman que cuando nuestros recuerdos se vinculan con conceptos o experiencias que guardan algún tipo de relación, pueden aparecer memorias falsas, pero estas no son necesariamente negativas sino que pueden tener el objetivo de ayudarnos a solucionar determinados problemas o afrontar ciertos conflictos, aunque no siempre seamos plenamente conscientes de ellos.
De hecho, las memorias falsas son tan reales como las auténticas y pueden sernos de gran ayuda en determinados momentos. Por ejemplo, se ha apreciado que «recordar» lo mal que nos sentimos después de haber bebido demasiado puede contribuir a que rechacemos el alcohol, lo cual podría ayudarnos a lidiar con esta adicción, por ejemplo.
En otros casos, los detalles y cambios que añadimos a nuestros recuerdos nos ayudan a tener una imagen de nosotros mismos más coherente con el «yo» que somos ahora. En práctica, es como si le diéramos una mano de pintura a ciertos recuerdos, para que encajen mejor con nuestra identidad actual.