
“Las necesidades del hijo no pueden esperar. No podemos decir: mañana El hijo se llama hoy”.
Grabiela Mistral.
¿Qué es la timidez?
La timidez, es un estado de inhibición que nunca carece de motivo, ningún niño viene a la vida con esta manifestación en su comportamiento social, la misma se evidencia en todos los campos de la actividad: física, intelectual y sentimental. En estudios realizados por psicólogos, pedagogos relacionados con esta manifestación veremos que no hay un consenso en su denominación para algunos es una alteración de comportamiento, para otros incompetencia, otros lo llaman trastorno de conducta .La doctora Marga Ojeda Martínez es del criterio que la timidez es la desviación en el desarrollo de la personalidad caracterizada por la afectación primaria en la esfera afectivo-volitiva manifestándose en variadas formas anormales y estables de conducta producidas por deficiencias en la comunicación, en la etapa escolar menor estas alteraciones pueden ser transitorias.
De ahí que asumamos que la timidez es una manifestación de alteración de comportamiento social que refleja falta de seguridad en sí mismo, de autoestima baja, que produce molestias al sujeto que la padece fundamentalmente en el campo de sus relaciones sociales.
Estos niños requieren de mucha ayuda, aceptación, confianza, y sobre todo mucho amor y apoyo en el transcurso de su vida pues aunque son capaces de adaptarse a las exigencias de las instituciones educativas o escolares en la mayoría de los casos tienen un bajo aprovechamiento académico, pobre participación en clases, precisamente por el temor a la opinión de sus compañeros.
Los niños con marcada timidez presentan muchas dificultades en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje pues la mayoría de ellos nunca preguntan, ni participan mucho en clases, prefieren quedarse con dudas o ser evaluados de mal antes que preguntar o tener una participación activa, se les hace muy difícil la comunicación incluso con niños de su propio grupo afectándose su capacidad de socialización, suelen ser retraídos, inseguros, rezagados, conformistas, de pocas palabras.
Estos niños al no comunicar las dudas en el aprendizaje, no participar en clases, no solicitar ayuda de ningún tipo, muy pronto empiezan a presentar lagunas en los conocimientos, a quedar rezagado respecto a los demás niños; entonces el maestro debe ser capaz de detectar a tiempo sus dificultades de no ocurrir así entonces ese niño no vencerá los objetivos del grado y hará que pierda el interés, primero por aprender y después por la escuela.
El niño tímido, en general, se presenta con un aire de cortedad, con una actitud vacilante y un carácter nervioso no activo (palpitaciones, temblores, enrojecimiento repentino). Con frecuencia desarrolla un comportamiento autoritario como modo de compensar sus propios miedos. Teme a los reproches, las burlas y la opinión de los demás .Su vida de relación es difícil por el temor ante los otros y por no saber cómo expresar lo que quiere.
En la edad escolar presentan dificultades para la adaptación a la escuela, hacen resistencia a mantenerse dentro del aula, ante situaciones de conflicto es frecuente la fuga escolar, se afectan notablemente por los cambios de maestros o de aulas, son frecuentemente objeto de burlas y agresiones, aunque a veces pasan inadvertido, pues ellos se manifiestan por su pobre capacidad de socialización, prefieren apartarse del grupo y estar solos.
Estos niños jamás se ofrecen para participar en las actividades aunque sepan de qué se trata, no juegan con los demás siendo muy pocas veces elegidos por estos para intervenir en los juegos y las actividades físicas. A menudo escapan de la realidad de la vida haciéndose los desentendidos.
Como son tranquilos, los maestros no se preocupan por ellos generalmente y esto conlleva a posibles dificultades en el aprendizaje. La timidez suele ser una alteración del comportamiento del niño, que los maestros, pedagogos, califican de menos graves que los comportamientos alterados y perturbados (hacer ruido, el payaso, pegar etc.). Aún habiéndose demostrado que son igualmente predictores de futuros problemas.
Teniendo en cuenta estas características del niño tímido; este se encuentra en una alarmante situación de riesgo debido a su ausencia a importantes oportunidades de aprendizaje que tienen lugar en la relación con los demás niños. Por retraídos y pasivos a veces es olvidado por el maestro, la familia, y el grupo, haciéndose aún más complejo el proceso de su integración a los distintos grupos sociales.
Es decir, aunque la timidez no presente problemas ni para el profesor ni para la dinámica de la clase si puede constituir una serie de dificultad para el desarrollo de la personalidad del niño.
Manifestaciones más frecuentes de niños tímidos
Presentan conductas de evitación y de inhibición ante las personas no familiares del niño.
Se mantienen fuera de los grupos y prefieren la soledad.
Prefieren jugar a solas con los objetos que participar en intercambio con otros niños.
Tienen dificultades para hacer amistades, tenencias de pocos amigos y muy selectivos.
Se distingue por una vivencia exacerbada de sentirse objeto de la observación de los otros siendo sensible a ser evaluado negativamente.
Rehúsan hacer mandados y estar en situaciones que exijan contacto con personas no familiares.
En las actividades grupales (reuniones, actos culturales, etc.) tienden a ser callados, no participativos y a sentirse molesto en estas.
Estos niños son pocos comunicativos, con un excesivo respeto hacia la autoridad no familiar.
Manifiesta inhibiciones gestuales y de expresión verbal.
Temen llegar tarde a la escuela, equivocarse y son muy susceptibles a la crítica o los regaños.
Poseen una baja autoestima, lo que se expresa en sentimientos de inferioridad.
Tienen miedo a las personas extrañas, lugares y cosas desconocidas.
No se defienden de las agresiones de otros niños, lo que se expresa en el grupo como un acto de cobardía.
Expresan seriedad en sus actos.
Rehúsan más el contacto con los niños que con los adultos sobre todo, si estos últimos son cariñosos.
Presentan limitaciones motivacionales.
Causas de su aparición
Sus orígenes son complejos, pueden provenir, en la mayor parte de los casos, como consecuencia de un defecto de socialización debido a un medio insuficiente o excesivamente protector. Pese a que la timidez y el complejo o sentimiento de inferioridad suelen aparecer asociados, se trata de fenómenos independientes, aunque ambos surgen por las mismas causas. La timidez se manifiesta en todos los campos de la actividad: física, intelectual y sentimental.
Ejemplo de ello son las siguientes
Padres sobreprotectores y perfeccionistas que ponen trabas a la socialización del niño desarrollándose dependiente e inseguro.
Apegamiento excesivo a una o varias personas especificas (por lo general) madre o abuela, las que muchas veces se resisten a cualquier separación por breve que sea.
Padres muy autoritarios.
Disminución de la autoestima del escolar por parte del maestro.
La llegada de un hermanito.
Manifestación por parte de la familia de un menosprecio ante el comportamiento tímido del niño, la desilusión inicial de los padres se trasforma en impaciencia y enfado haciendo esta actitud aumentar la timidez en los niños.
El temor a las personas, a no ser querido y ser rechazado.
La poca sociabilidad de los padres; es decir que tienen pocos amigos.
Causas de origen social (ridiculización por parte de compañeros, hermanos etc.).
De origen físico un defecto de nacimiento o adquirido.
Padres extremadamente rígidos y exigentes el niño.
Padres inconsistentes. El niño no sabe si lo que hace es correcto o no y puede reaccionar de forma inactiva y tímida.
Limitación por parte de los adultos de actividades por miedo a que les suceda algo.
Cambios en las relaciones afectivas dentro del hogar (divorcios, preferencias por otros niños, comparaciones con hermanos u otros familiares etc.)
Debemos tener en cuenta el ambiente, para que este sea favorable al niño y sepa adaptarse porque del niño tímido sale un hombre carente de voluntad, que no sabrá asumir un papel protagónico ni definido en la sociedad y en los tiempos que le tocó vivir, que siempre duda sobre qué debe hacer, que no tiene iniciativa ni tampoco empuje. No hay que ser especialista para poder determinar, conocer qué y de qué manera debemos satisfacer las necesidades afectivas de nuestros alumnos. Basta con la observación atenta, el interés y la buena voluntad para saber que este comportamiento social no es una tontería, sin no un asunto muy importante.
Cuando un niño no recibe el cariño o la atención necesaria, cuando se le asusta y se le crean miedos a diversas personas, cosas o imágenes fabulosas, casi siempre se inhibe. Lo hace también cuando se le corta todo intento de iniciativa por exceso de atenciones. El sobreprotegido que se habitúa a recibirlo todo, se convierten algo casi nulo, porque no dejan que desarrollen sus capacidades. Cuando este niño se enfrenta a otros medios ajenos al hogar no sabe interactuar, espera del nuevo sitio lo que exige de forma habitual o se le ofrece en demasía, pero como no puede ser así se siente mal. El temeroso o falta de afecto se repliega a si mismo, siempre teme causar mal efecto, provocar reprimendas o azotes y se acostumbra a huir de las dificultades. Cuando logra la estimulación de alguien, por miedo a perderla, se pliega a esa voluntad ajena o se abstiene de manifestarse. Espera que los demás opinen y decidan por él. Se siente inferior o asume esa actitud que le ha resultado más cómoda de llevar junto a su fardo de temores.
Estas se evidencian cuando el niño comienza a asistir a la escuela o durante su desarrollo dentro de ella, la escuela es catalizadora de conductas. Podría decirse que es una gran pantalla donde se proyectan innumerables historias. Si en casa no se han dado cuenta o no han sabido ver o no le han dado importancia, en la escuela sale a flote la timidez, porque ese niño tendrá dificultades para adaptarse al medio escolar. Allí se hace evidente el problema que hay que enfrentar y darle solución, puesto que si el niño es pequeño, aun puede lograr erradicar el mal, que de crecer este puede tener pésimas y lamentables consecuencias.
Estas manifestaciones en estos niños tienen como base una gran inseguridad, una falta de confianza en si mismos, una baja autoestima, una marcada incapacidad para tolerar cualquier frustración por mínima que esta sea, todo tiene su origen en factores educativos que han gravitado sobre él desde los primeros momentos de su vida.
Las recomendaciones propuestas pueden insertarse dentro del proceso de enseñanza aprendizaje; además dentro del sistema de actividades metodológicas previstas por el colectivo de maestros enriqueciendo con ello la preparación y el perfeccionamiento constante de los docentes para lograr el desarrollo de la personalidad de sus estudiantes, prevenir y/o atender niños tímidos. No se pretende ofrecer recetas que se apliquen de forma mecánica, ya que esto depende de múltiples factores. El propósito es que los maestros reflexionen sobre los problemas que se presentan y busquen soluciones adecuadas teniendo en cuenta su importancia para la formación de una personalidad sana y estable.
Recomendaciones generales a tener en cuenta para la atención a niños tímidos:
• Orientación familiar relacionada con las peculiaridades de la timidez: causas y consecuencias.
• Implementación del diálogo como mecanismo de atención a la diversidad que posibilite la generación de ambientes de libertad, confianza y seguridad en los diversos contextos de la actuación de los escolares.
• Ejercicio continuo y sistemático de la tolerancia ante las disímiles manifestaciones de la diversidad.
• Realización de actividades donde se impliquen a los niños con timidez a partir de la asignación de responsabilidades.
• Utilización y promoción de la comunicación yoica (me siento, creo que, quisiera)
• Centralización de la comunicación en los aspectos positivos del escolar.
• Eliminar la utilización de la culpa en el sistema de recompensas, estimulación y castigo, buscando el equilibrio con responsabilidad ante tareas y acciones realizadas.
• Potenciación del trabajo en equipo como vía para promover el apoyo y la solidaridad entre los alumnos.
• Empleo sistemático del enfoque problematizador en el Proceso de Enseñanza Aprendizaje con vistas a enseñar al alumno a enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana.
• Ajustar las tareas docentes a los estilos ritmos de aprendizaje de los alumnos.
• Darles tareas para que ocupen sus manos de esta forma desaparecerán los síntomas de nerviosismo que pudieran manifestarse en ellos.
• Convencer al estudiante que el futuro siempre ha de ser mejor para él que el pasado que para llegar al futuro hay que cumplir con el presente.
• Estimularlo a competir en juegos o actividades en los que estemos seguros de que va a tener éxito.
• No reforzar su rol de tímidos o callados, ni obligarles a responder o hablar cuando la tensión no les permita tener un buen rendimiento.
• Orientarles actividades o tareas definidas y darles instrucciones precisas pues cuando quedan liberados a su propia iniciativa se desalientan y se dejan vencer rápidamente.
• No exigirles más allá del límite de su capacidad ni presionarlos mientras trabajan, sino hacer mención a algún trabajo o tarea realizada por ellos y la haya realizado bien.
• Los adultos ya sea padres, maestros no deben regañarlo, criticarlos o disminuirlo, en cambio si le sonríen, lo palmean afectuosamente, le dirigen miradas tranquilizadoras o demuestran que lo aprecian conseguirán que sus compañeros lo acepten gustosamente.
• Darles tareas de fácil realización para que vaya adquiriendo seguridad sí mismo.
• Permitirle mucha libertad de acción (saltar, brincar, correr, tocar, etc.)
• Siempre que esté inactivo invitarlo a jugar o embullarlo a hacerlo con otros niños.
• Enseñarlo a defenderse de las agresiones de otros niños.
• Nunca utilizar la imposición ante nuevas situaciones personas o cosas.