
¿Conoces alguna persona con tendencia hacia la autodestrucción?
Desde la psicología clínica, los individuos con una personalidad autodestructiva comparten una serie de características en su conducta. Son comportamientos que van en contra de sus intereses, son contraproducentes para su bienestar y se provocan daño físico y psicológico hacia sí mismos.
¿Quién sufre este tipo de personalidad autodestructiva?
Los rasgos de la personalidad de las personas autodestructivas suelen aparecer en la etapa adulta, y pueden ser el efecto de una amplia variedad de factores contextuales, psicológicos y biológicos.
Estas personas suelen rehuir de todas las experiencias positivas y placenteras que les ofrece la vida. Esto les lleva a generar situaciones y relaciones interpersonales caóticas y en las que suele haber sufrimiento. Además, suelen ser cerrados y no aceptan la ayuda de sus allegados.
Diagnóstico (señales y síntomas de alerta)
Varios manuales de diagnóstico señalan las características principales que comparten las personas que tienden hacia conductas y hábitos autodestructivos.
Si la persona presenta por lo menos de los cinco criterios diagnósticos, podemos hablar de una persona con tendencia hacia la autodestrucción.
- Tiende a relacionarse con personas y desarrollarse en contextos en los que es probable que se produzcan desengaños y decepciones. Incluso puede tener tendencia a sufrir maltrato por parte de otras personas, incluso pudiendo escoger relacionarse en ambientes más saludables.
- No deja que otras personas le ayuden o le aconsejen.
- Si logran alguna mejora importante en su vida (por ejemplo un buen empleo o cualquier otro logro positivo) reaccionan con depresión, sensación de culpa o conductas autolesivas.
- Provoca a los demás hasta que se enfadan con él y después se siente humillado y ofendido.
- No acepta involucrarse en actividades placenteras, o si lo hace no le gusta reconocer que se lo pasa bien (aun teniendo las habilidades sociales suficientes).
- No consigue llevar a cabo las tareas y compromisos necesarios para lograr sus objetivos académicos o profesionales, aunque tenga la capacidad para hacerlo. Puede ayudar a otras personas a mejorar, pero son incapaces de aplicar los conocimientos y actitud necesarios a su propia vida.
- No acepta que los demás se interesen en su bienestar.
- Es demasiado propenso a auto-sacrificarse para ayudar a otras personas.
- Aguanta y no se revela ante el abuso psicológico, físico o sexual que otras personas le infligen.
- Los comportamientos descritos no solo tienen lugar cuando el individuo está deprimido o en unas circunstancias especialmente duras.
Entendiendo el comportamiento de estas personas
Es difícil comprender por qué razón las personas autodestructivas no dejan que otras personas les ayuden a salir de su situación. ¿Cómo se explica que tengan hábitos muy poco recomendables que tarde o temprano les provocarán problemas?
Por lo general, todos buscamos que nuestra vida mejore. Buscamos sentirnos cómodos y queridos, nos sentimos motivados a buscar un mayor bienestar y experiencias positivas para nuestra vida. Sin embargo, la conducta autodestructiva rompe con esta tendencia general, y esto es algo que preocupa a los profesionales de la salud mental.
La génesis: baja autoestima
Los comportamientos de autodestrucción suelen ser manifestaciones de varios conflictos emocionales y trastornos de fondo. Principalmente, la baja autoestima es la causa más citada, además del resentimiento hacia uno mismo.
La comunidad de profesionales de la salud mental suelen coincidir en señalar que este tipo de conductas autolesivas pueden ser mecanismos adaptativos ante situaciones y contextos de gran demanda cognitiva y emocional. Por ejemplo, el estrés, la ansiedad, la presión laboral y otros factores podrían ser la base necesaria (pero no suficiente) para que una persona reaccione de forma autodestructiva.
SIn embargo, otros profesionales señalan que las personas con este tipo de comportamientos podrían ser presos de su zona de confort, por culpa de su baja autoestima, estigmas de indignidad o pobre autoconfianza.
Hábitos y conductas típicos en las personas autodestructivas
La conducta autodestructiva puede adquirir distintas manifestaciones, algunas más severas, y otras menos preocupantes.
En total, podemos enumerar hasta 15 conductas y hábitos frecuentes.
1. Pensamientos negativos
Los pensamientos negativos recurrentes pueden ser el fundamento de la conducta autodestructiva. Cuando estas personas se focalizan en lo malo que podría suceder, acaban obsesionándose y es mucho más probable que estas fatalidades se materialicen en la realidad. Ejemplos de estos pensamientos son: “Estoy seguro que voy a fracasar”, “De esta no saldré bien”, etcétera.
2. Incapacidad para afrontar el problema
Esta es una manifestación pasiva, pero es una de las claves para entender a una persona autodestructiva. Las personas psicológicamente equilibradas son capaces de tomar medidas cuando están viviendo una situación negativa. En cambio, los individuos con este problema no hacen nada para evitar el dolor, con lo cual cada vez se sienten más inútiles e inmersos en una espiral de inacción.
3. Desórdenes alimentarios
Comer demasiado puede ser una conducta autodestructiva con terribles efectos a medio y largo plazo. También puede ser lo contrario: alimentarse muy poco, que también se asocia a una mala autoimagen.
4. Problemas constantes con otras personas
Suelen tener conflictos frecuentes con otras personas. Como cabe esperar, estos conflictos acaban volviéndose en su contra. Esto puede causar que sean personas rechazadas, aisladas, y que sufran humillaciones y otros problemas relacionados con la ausencia de relaciones sociales.
5. Poca confianza en sus capacidades
Estas personas se perciben como poco inteligentes y no creen en sus posibilidades de lograr cosas importantes. Esta baja percepción sobre las habilidades propias puede ser el preludio de la inactividad, y puede sepultar cualquier proyecto laboral o académico.
6. Autolesiones
Infringirse daño físico es un signo de que la persona tiene problemas importantes y es una conducta claramente autodestructiva. Es una de las más peligrosas y su expresión última e irreversible es el suicidio.
7. Auto-indulgencia: “todo me sale mal”
Otro de los rasgos característicos es la autocompasión. Les proporciona un cierto confort inconsciente porque los pensamientos autocompasivos les ayudan a quedarse inmóviles, recreándose en sus desgracias. Esto les impide tomar las riendas de su vida y salir de la espiral negativa.
8. Drogadicción
Otro rasgo clásico es el abuso de sustancias tóxicas, tales como el alcohol u otras drogas. Es una conducta que no solo afecta a la salud física y mental del afectado, sino que también resquebraja la relación con sus familiares y amigos.
9. Aislamiento (deliberado)
De forma deliberada (aunque a veces no del todo consciente), las personas autodestructivas se alejan de sus amigos y compañeros. Esto lo consiguen con una serie de conductas molestas y antisociales que irritan a sus allegados, hasta el punto de que son excluidos de los grupos sociales.
10. No expresan sus emociones
Suelen ocultar sus sentimientos. Esta tendencia a reprimir las emociones negativas e incluso las positivas puede acarrearles distintas manifestaciones de problemas mentales y emocionales, y también trastornos psicosomáticos.
11. Se niegan a ser ayudados
Son personas que no dejan ayudarse ni por familiares, ni por amigos, ni por profesionales de la salud mental.
12. Se sacrifican exageradamente
¿Has oído hablar del síndrome de Wendy? Es un conjunto de síntomas comunes entre personas que se centran demasiado en satisfacer las necesidades de otros individuos, descuidando su propio bienestar. Es un comportamiento autodestructivo porque, bajo la etiqueta de conducta altruista, son capaces de negar su propia libertad y perder el camino hacia la felicidad.
13. Gastos incontrolados
Las máquinas tragaperras, la adicción a las compras o los juegos de azar pueden suponer gastos incontrolados que nos indican que una persona no goza de equilibrio emocional o psicológico. Es una conducta de autodestrucción bastante frecuente.
14. Falta de cuidado físico y mental
Pueden estar largas temporadas abandonándose física y mentalmente: duermen poco, se alimentan negligentemente, no practican actividad física, casi no se duchan… son signos muy típicos entre las personas con tendencia a la autodestrucción. Tampoco prestan atención a ciertos problemas psicológicos que puedan estar sufriendo.
15. Celosos, posesivos…
No son capaces de cuidar convenientemente sus relaciones sentimentales. Presentan conductas de celos, posesividad, chantaje emocional, e incluso violencia. Obviamente, las parejas les acaban dejando.
Concluyendo
Las personas autodestructivas expresan distintos comportamientos que, de forma consciente o inconsciente, destruyen su salud física y emocional. Su camino hacia la felicidad y el éxito se trunca por este tipo de actitudes.
Por suerte, este tipo de cuadros psicológicos pueden ser tratados por profesionales de la salud mental, que pueden promover terapias y acciones encaminadas a mejorar su calidad de vida y solucionar este tipo de conflictos internos.
Autor:Xavier Molina/Psicólogo social
Web original: psicologiaymente
La agilidad mental se encuentra en la base del carisma
No vale lo primero que cruce por la mente
El rencor: un sentimiento negativo que puede ser muy perjudicial para tu salud psicológica.
Todos nos hemos cruzado con personas rencorosas a lo largo de nuestra vida. Ya sea por parte de un amigo, pareja o familiar. Estos últimos, a diferencia de los dos primeros no los elegimos, por lo que posiblemente tengamos que hacer frente a una situación compleja.
Por otro lado, es común que cuando una relación amorosa se rompa, y debido a la intensidad de los sentimientos característicos de este tipo de relaciones, aparezca un gran rencor hacia la otra persona. Al menos hasta que aceptemos la ruptura.
La diferencia entre rencor y venganza
El rencor es un tipo de daño moral, por el que nos sentimos ofendidos y queremos venganza. Surgen emociones como el odio, la ira y las ganas de hacerle pagar a la otra persona lo que nos ha hecho (o creemos que nos ha hecho).
¿Pero es lo mismo rencor y venganza? Podríamos decir que el rencor es el sentimiento de que nos han hecho daño, pero la venganza es cuando nos comportamos de manera hostil y queremos que la otra persona sufra las consecuencias de habernos hecho daño. Rencor y venganza suelen ir de la mano, aunque no siempre se materializa esta última.
Características de las personas rencorosas
¿Pero qué caracteriza a una persona rencorosa? ¿Cómo podemos reconocer a este tipo de individuos? Estos son los 10 rasgos o actitudes que caracterizan a las personas rencorosas.
1. Ni perdonan ni olvidan
Las personas rencorosas suelen decir que perdonan… pero no olvidan. En realidad, ni perdonan ni olvidan, porque si realmente perdonaran, olvidarían. El hecho de no perdonar significa que lo ocurrido sigue presente y por eso se sienten de esa manera. La mejor manera de olvidarse de algo es perdonando. Y el perdón, aunque a veces nos cueste verlo, es necesario para mantener el equilibrio emocional.
Respecto a esto, te puede interesar nuestro artículo: “El perdón: ¿debo o no debo perdonar a quien me hirió?”
2. No aprenden del pasado
Las personas rencorosas no aprenden del pasado y se quedan estancadas en los hechos que les han ocurrido. En vez de ver las malas experiencias como oportunidades para crecer, se toman todo como algo personal, lo que les imposibilita poder avanzar.
3. Piensan que ellos nunca se equivocan
Este tipo de individuos piensan que son perfectos y que ellos no cometen fallos. Son poco tolerantes y demasiado rígidos y cuando alguien no actúa como ellos quieren, suelen ser muy duros con los demás. Todos tenemos derecho a equivocarnos, es parte de la vida.
4. Todo es blanco o negro
Estos individuos se mueven en los extremos: o todo es blanco o todo es negro. En otras palabras, no hay término medio. El bueno-malo no siempre no siempre explica lo que sucede en las relaciones interpersonales, porque influyen muchas variables en nuestro comportamiento.
5. Son muy orgullosos
Como son personas intransigentes, las personas rencorosas son orgullosas también. A la mínima se lo toman como algo personal y piensan que les están atancando. Eso hace que se pongan a la defensiva e intenten mostrarse fuertes. Lo cierto es que ser un individuo orgulloso no tiene porque ser un indicador de ser una persona mentalmente fuerte, sino que es un síntoma de debilidad.
Para dejar de ser una persona orgullosa puedes leer nuestro artículo: “5 consejos para dejar de ser tan orgulloso”.
6. Siempre desean tener el control
Las personas rencorosas suelen ser personas que quieren tenerlo todo bajo control. No se sienten cómodas dialogando y no aceptan que los demás tengan su opinión y un gusto diferente. Como se ha dicho antes, son intransigentes y todo ha de encajar en su percepción de mundo perfecto.
7. Se ofenden con facilidad
Y claro, cuando esto no ocurre se ofenden con facilidad. En el fondo, el rencor es una forma de no aceptar las cosas y, de hecho, puede que incluso enmascare las propias inseguridades. El rencor no es bueno puesto que mantiene la herida abierta durante mucho tiempo. Lo mejor es aceptar y pasar página.
8. Siempre quieren tener la razón
Pero la inseguridad también va ligada al deseo tenerlo todo bajo control y de querer tener siempre la razón. Las personas inseguras temen las opiniones de los demás y no se sienten cómodas cuando son puestas a prueba por los demás. Siempre quieren tener la razón y cuando esto no ocurre no lo aceptan.
9. La vida es un drama para ellos
Cuando guardamos el rencor en el corazón la vida no es un lugar agradable, porque recuerdas constantemente lo que te han hecho y, en vez de superarlo, te recreas en ello. Las personas rencorosas suelen ser rencorosas con más de una persona y, por tanto, convierten su vida en un drama.
10. Se creen mejores que los demás
Como ya se ha dicho, el rencor puede entenderse como la no aceptación de lo ocurrido y el sentimiento de que nos han hecho daño. Pero no deja de ser la percepción sobre cómo nos han tratado. Si le quitamos hierro al asunto, difícilmente nos va a afectar. Ahora bien, si nos creemos mejor que los demás y pensamos que solo ellos hacen mal las cosas, le vamos a dar más valor del que tiene a lo que ocurrió.
Todo el mundo puede cambiar
Si conoces a alguien rencoroso o si tú mismo tienes algunos rasgos descritos, no te preocupes. Un cambio de actitud puede hacerte ver la vida de otro color y mejorar tus relaciones personales. Si ves que tienes más dificultades de las previstas para solucionar esta actitud, siempre podrás acudir a un psicoterapeuta que te pueda ayudar
Juan Armando Corbin
Psicólogo de las organizaciones
Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching.
Las personas introvertidas reaccionan con mayor intensidad ante los estímulos
Al contrario, las personas extrovertidas tendrían una menor activación cortical, por eso buscan continuamente situaciones y actividades que le generen excitación. Así, Eysencks descubrió que las personas introvertidas tienden a salivar más como respuesta al zumo de limón y que los extrovertidos salivan menos.
Sin embargo, hoy sabemos que aunque la introversión y extraversión tienen un componente biológico y hereditario, esa teoría de la excitación es solo una verdad a medias. Existe una amplia evidencia que indica que las personas introvertidas tienden a responder con más intensidad a los ruidos fuertes y otros estímulos sensoriales. Sin embargo, contrario a la teoría de Eysenck, no hay muchas pruebas de que los introvertidos tengan un nivel mayor de excitación basal.